sábado, 2 de junio de 2012

antonio ubaldo vilar


Antonio Ubaldo Vilar nació en La Plata en 1887. En 1914 se graduó de Ingeniero por la Universidad de Buenos Aires. Entre los años 1918 y 1920 fue Jefe del Servicio de Obras y Construcciones de la Explotación Nacional de Petróleo, el antecedente de YPF, en Comodoro Rivadavia. En 1926, junto a su hermano Carlos gana el concurso para la sede del Banco Popular Argentino, en la actual esquina de Perón y Florida. Vilar, desde su graduación y hasta el concurso del Banco Popular A. realiza asociado al ingeniero Urrutia, en La Plata, una serie de casas dentro de la corriente neocolonial, como asimismo la sede social de la Casa de España. Después de ganar el concurso del Banco Popular, Antonio V. se establece en Buenos Aires, construye para si mismo un edificio en la calle Ugarteche, casi Libertador, donde ocupa los dos últimos pisos con su casa y su estudio. Cuando Le Corbusier llega a Buenos Aires en 1929, visita el estudio de Vilar, descubriendo el Río de la Plata, cuya vista va a inspirar todos sus proyectos porteños. Ugarteche 3370 es el “pequeño rascacielos” que Le Corbusier menciona en “Précisions”. Si bien en Ugarteche aparecen algunos rasgos vinculables al Art Decó, la planta de los departamentos y la terraza jardín, ya lo sitúan cómodamente en la renovación modernista de la arquitectura, por lo que no es difícil entender el entusiasmo de Le Corbusier.

En 1931, Vilar proyecta algo nuevo para Buenos Aires: El Hindú Club. La publicación del Hindú en “Nuestra Arquitectura” va junto a una carta de Vilar, “Arquitectura contemporánea”, donde quema las naves, y se enrola definitivamente a favor de una renovación de la arquitectura. En 1934 realiza la sede de Nordiska en Plaza San Martín, actualmente muy modificada, donde queda en claro su manera proyectual: Lisa, desornamentada, severa y elegante. Y aparecen por primera vez las extraordinarias letras de hierro que se van a hacer famosas posteriormente en las sedes del Automóvil Club Argentino. A partir de aquí, y aproximadamente hasta 1942 realiza la serie de sus casas y edificios de renta racionalistas. En 1937 Vilar se muda a su nueva casa en San Isidro. Un prodigio justo frente a la barranca y la quinta de Pueyrredón. La casa Vilar posiblemente sea uno de los más importantes ejemplos –sino el más- de la renovación modernista en Sudamérica. El set-piece constituido por la enfilada del salón y el comedor, expandidos en la terraza abierta al río y delimitada por la bellísima viga curva es un suceso verdaderamente excepcional.

Entre 1938 y 1942 su actividad proyectual va a dar un giro. Proyecta el Hospital Churruca, una verdadera “maquina para curar”, donde parece despedirse del racionalismo más ortodoxo, y es contratado por el Automóvil Club Argentino para proyectar sus sedes en todo el país. En cuatro años Vilar proyecta –y construye- 180 edificios desde Jujuy a San Carlos de Bariloche. Pero hace algo más, descubre la posibilidad de ser moderno y regional, de incorporar materiales y tradiciones históricas al proyecto moderno. A partir de aquí, sus proyectos crecieron, se hicieron suaves, apropiados, serenos, pero nunca olvidaron su matriz renovadora.


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